El término “Momento de Inercia” (MOI) es visto muy a menudo en la literatura de golf, especialmente en aquella relacionada con drivers y putters. Puede ir acompañado de una descripción de “cómo se optimizó la distribución del peso” en el putter o driver del que se está hablando. Siendo un término técnico de frecuente uso en lo que se refiere a resistencia de materiales, estabilidad, etc. Existen definiciones exactas pero que no serían muy comprensibles para aquellos que no tienen conocimientos técnicos que, afortunadamente, no son obligatorios para practicar golf.
Supongamos que tenemos dos conjuntos, exactamente iguales, formados por un pequeño eje de acero con dos discos que se pueden deslizar por el mismo, tal como se ve en la imagen:
El conjunto con los discos alejados del centro es de alto MOI y el de los dos discos en el centro es de bajo MOI. Si el de los discos separados fuera un putter, es decir, si estuviera con el eje paralelo a la cara del putter, un impacto con la pelota incluso alejado del centro no lo torcería y la trayectoria se mantendría casi inalterada y con muy baja pérdida de fuerza. Lo mismo pasaría con cualquier otro tipo de palo ante impactos fuera de centro
Si analizamos en detalle el MOI calculado para ambos conjuntos vemos que el de los discos separados tiene casi seis veces más MOI que el otro. De aquí se ve cómo el alto MOI aumenta la permisividad de los palos para golpes que no son exactamente en el centro de la cara, como nos ocurre frecuentemente a los aficionados.
Una forma fácil y muy elocuente de “percibir” el tema MOI y sus diferencias se puede lograr usando dos putters o dos hierros cortos. Primero los tomamos con una mano poniendo las dos cabezas hacia el centro, cerca de la mano que los toma, de manera que queden las varas como en una línea. O sea que las cabezas de los mismos están casi en el centro de la configuración que armamos, como se ve en la figura que sigue.
Si analizamos en detalle el MOI calculado para ambos conjuntos vemos que el de los discos separados tiene casi seis veces más MOI que el otro. De aquí se ve cómo el alto MOI aumenta la permisividad de los palos para golpes que no son exactamente en el centro de la cara, como nos ocurre frecuentemente a los aficionados.
Si los hacemos rotar como si fueran la hélice de un avión digamos que 60º hacia un lado y otro, oscilando, se va a notar que el movimiento no encuentra casi resistencia. Es decir, el peso de las cabezas, que es el más importante, está cerca del eje o del centro de esa configuración que hemos armado. En consecuencia, como vimos antes, el MOI es bajo. O sea, los cambios de dirección tienen poca resistencia de parte del conjunto de dos palos.
Si ahora cambiamos la posición de los palos y los tomamos con los grips hacia el centro y las cabezas hacia afuera y volvemos a hacerlos rotar (ver figura de abajo), vamos a notar que el esfuerzo necesario es mucho mayor. En esa posición los dos palos, que sumados pesan lo mismo que en la primera posición, hacen mucha "más resistencia" al movimiento. Esto es una configuración de alto MOI.
Por eso es que los putters tipo mazo se presentan como más estables y resisten más los golpes fuera de centro. Lo mismo pasaría con cualquier otro palo, como un driver, en el que se invierten muchas horas en su diseño para encontrar, por ejemplo, la forma de alivianar la corona (parte superior) para poder distribuir ese peso ahorrado en zonas más alejadas del centro y bien atrás. De esta manera, se puede hacer más estable (por la distancia al centro) y permisivo y, a la vez, por el peso alejado de la cara, más “colaborador” a la hora de lograr vuelos de pelota altos sin necesidad de swings muy veloces.